El problema del dolor
El problema del dolor Decía Hipócrates “Sedare Dolorem Opus Divinum est”. Sedar el dolor es cosa de dioses. Los que nos dedicamos a la lucha contra el dolor no somos tan pretenciosos creyéndonos dioses pero sí tenemos la íntima y profunda convicción de la necesidad de tratar el dolor y de la inutilidad y frustración del sufrimiento gratuito. El dolor tiene, indudablemente, un importante elemento subjetivo por eso, lo que percibimos del dolor son las manifestaciones externas del paciente, tanto en su comportamiento gestual como en la verbalización de su dolencia como en su afrontamiento. Unas manifestaciones externas que vendrán dadas por la historicidad del paciente, por sus creencias religiosas, por sus condicionantes sociales y familiares y por sus fortalezas y debilidades personales…
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